«Un día vivido sin oración corre el peligro de transformarse en una experiencia molesta, o aburrida: todo lo que nos sucede podría convertirse para nosotros en un destino mal soportado y ciego»Él es el bienquerencia del Padre y del Hijo que se nos da. Recibimos en el corazón al mismo apego de Altísimo. Es este el origen de nuestro bien. En